Digo no. Lo digo, lo sé, me pesa, no quiero explicarme. Miro el reloj y se ríe de mí, por lo seguro que está de que la energía acabará yéndose irremediablemente, pero no hay quien se lleve esa extraña sensación de saber si estoy haciendo del todo lo correcto.
Pero al final todo es como algo que no se acaba, es como intentar componer la imagen perfecta, es como buscar unas gafas de sol que en realidad no existen, que habría que crear de cero para estar contento con ellas. La realidad es que soy un indeciso, la realidad es que empapado no pienso mejor, pero al menos el agua que se desliza por mi cara, que cae desde mi barbilla, cae y alimenta otra parte de mí: la que no soy yo.
Por que llover siempre llueve, porque hasta en verano llueve.
Welcome Back: la vida sigue.
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