martes, 4 de octubre de 2011

Ahí

Dicen que se llevó las manos a la cintura y se paró, y observó. Que el viento le acarició la cara, y le hizo el mismo daño que le había echo el tiempo. Que levantó una mano y se la pasó por el pelo, sintiendo cada uno entre sus dedos.

Inercia. El brazo se eleva, y trazando un semicírculo cae desde la cabeza hasta que, al pasar por la cintura, la adrenalina explota y todo se torna en movimiento. Los saltos vienen desde dentro, vienen del corazón, de la sangre, y en menor medida, del cerebro, que queda como mera anécdota de coordinación.

Todo se mueve. Lo que hay delante es inmenso, pero se imprime como un flash, como la luz en un negativo, que apenas da tiempo a razonar. Agarre, movimiento, fuerza, ascensión. Una mirada rápida deja ver un ave negra que, de alguna forma, sugiere compañía y ánimo, y con un aleteo se pone en cabeza.

El hastío aparece, los músculos queman, las articulaciones se resienten. Sabe que en parte es todo mental, pero el camino no para. La fuerza sale del estómago, de las visceras.

Dicen que el muro es inmenso, dicen que nunca se termina de escalar. También dicen que su fin llega justo cuando uno lo precisa, ni antes ni después. Pero que lo importante, en el fondo, no es alcanzar el final, sino saber sobrellevar la subida.


domingo, 18 de septiembre de 2011

Deseos

Las vibraciones de un altavoz, las luces que nos iluminaban y no nos dejaban ver a la gente que estaba bajo el escenario. Los cables. El pitido en los oídos después. El sudor, la sonrisa.

Que entre por mis ojos, que cale intensamente, que deje huella, para así poder recrearlo, para poder devolverlo, y sentir que es lo que debo hacer.

Esa sensación de no poder parar, de corriente que atrae, que acomoda y que hace disfrutar.

Crear algo tan increíble como Mellon Collie and the Infinite Sadness. Como 1984. 

La cercanía, y saber que se puede decir absolutamente cualquier cosa.

El huracán de sensaciones antes de que ocurra, antes de que aparezcas.

Una mirada tuya. Un gesto tuyo. Una palabra tuya, o dos.

Uno de tus besos. Uno de tus abrazos.

Una tarde contigo. Un día contigo. Una semana contigo. Un mes contigo.

Sentirlo. Sentirlo otra vez. O sentirlo de nuevo.


lunes, 22 de agosto de 2011

¿Cuál es el objetivo? Hacer arte. Hacer arte y marcar la diferencia en cada jodida cosa que hacemos, en cada gesto, en cada costumbre. Crear, ser diferentes, estar donde nadie más ha estado, deleitarnos con lo más ínfimo, sonreír al verte, amar. Es el objetivo, por lo menos es el mío.


Y como siempre, música, arte

sábado, 23 de julio de 2011

Soliloquio tarantinesco

- Hubo un día en el que todo era diferente, en el que eras alguien. Sí, estabas en el camino y lo sabías, confiabas en el suelo que pisaban tus caros zapatos. En ese momento era yo el que no era nadie, y verte caminar me iluminaba, me guiaba. 

- ...

- En cambio ahora... Ahora estás fuera de la vía, amigo. En parte nunca fuiste ortodoxo, siempre ibas un poco entre a medio gas y en la cuneta. Pero hubo un día en que casi lo tenías todo hecho, y lo sabes. En cambio decidiste que no, que no estaba bien. Lo decidiste, o lo entendiste. O te lo hicieron entender. 

- ...

- En realidad eso es lo que menos importa. Por eso hoy estoy triste, por eso hoy me pregunto si lo que elegiste era correcto. Por eso hoy me miro y pienso si eres tú el que se ha equivocado o soy yo, un tipo demasiado iluso que piensa que aún se puede creer en lo que sientes por encima de lo que nos imponen, del simple deber. Lo siento pero no me vale, recodaré como en un funeral, tú funeral, que hubo un día en el que no te engañabas.



PD: puro ejercicio de narrativa. La verdad que escribir un pequeño guión se ha convertido en una pequeña meta para mí, a ver si consigo poner en orden ideas, que suele ser mi punto débil

lunes, 13 de junio de 2011

Vuelo

Momentos desde la lejanía, esa desde la que hace falta entornar los ojos para ver. El paisaje es árido, teñido por el rojizo de la tierra cuarteada. Vagos arbustos, prácticamente deshojados se dejan ver alejados, como si en otra vida hubiesen sido parte de un camino que ahora ya ni se intuye. Una figura se acerca, sus pies pisan el barro ahora seco y la tierra se resquebraja bajo sus pasos, creando polvo y cediendo vagamente.

En su espalda quedan los resquicios de un tatuaje majestuoso: un precioso y enorme águila negra. Pero en parte sólo es posible intuirlo. El ave ya no estaba definido, la tinta se ha corrido hasta prácticamente desaparecer. Él lo sentía, la tinta había desaparecido de su piel pero no de su cuerpo, la tinta no tenía a donde ir, sólo podía caminar hacia adentro.

En ese momento, un destello en el cielo produjo un fogonazo de algo que no era luz, un rayo de negrura. Y apareció. El águila apareció, como ya lo había echo antes en miles de ocasiones. Ahora estaba ahí, delante, y lo miró con severidad.

La lanza, aquella que en otros momentos había servido de tanto, se desplazó, pero no para atacar al animal. El ala aún vagamente tatuada que asomaba por el hombro movió el brazo cual marionetista, y ofreció aquel arma majestuosa. Y ahí, encima de la polvorienta tierra, el arma descansó, creando una linea que los separó a los dos.

Con un vigoroso movimiento, las enormes extremidades del ave se extendieron tapando el sol, y de un batir se perdió en la inmensidad del cielo. Y el arma, de la misma forma, se hundió en la tierra, dejando su forma impresa en el suelo. Al igual que aquel tatuaje, que ya jamás se iría.

martes, 24 de mayo de 2011

Pluvius Aestivus

Digo no. Lo digo, lo sé, me pesa, no quiero explicarme. Miro el reloj y se ríe de mí, por lo seguro que está de que la energía acabará yéndose irremediablemente, pero no hay quien se lleve esa extraña sensación de saber si estoy haciendo del todo lo correcto. 


Pero al final todo es como algo que no se acaba, es como intentar componer la imagen perfecta, es como buscar unas gafas de sol que en realidad no existen, que habría que crear de cero para estar contento con ellas. La realidad es que soy un indeciso, la realidad es que empapado no pienso mejor, pero al menos el agua que se desliza por mi cara, que cae desde mi barbilla, cae y alimenta otra parte de mí: la que no soy yo. 


Por que llover siempre llueve, porque hasta en verano llueve.




Welcome Back: la vida sigue.

martes, 17 de mayo de 2011

Dentro de poco, nuevo diseño para darle otra vida a este lugar, así que estén atentos.

¡Hasta muy pronto!

domingo, 8 de mayo de 2011

Filosofía

Disfrutar cualquier experiencia
Aprender a usar esas experiencias para enriquecerte
Reír, lo más que se pueda
Rodearte de gente
Disfrutar con y de ellos 
Apreciar y adorar el arte, todo él
Moverte, y hacer que tu cerebro no se pare
Aprender a saber que una cosa nunca quita la otra
Aprovechar todos los momentos que puedas, no se van a repetir
Y, lo más importante, música. Música a todas horas ^^


Recupero el tema de una entrada de este blog que nunca salió a la luz, me apetece hacer algo más rápido, más visceral, más por poner por escrito las máximas que estoy usando ahora mismo en mi vida. ¿Están de acuerdo? ¿Falta algo? ¡Hasta pronto!

martes, 25 de enero de 2011

ON

Me he propuesto redistribuirme. Sí, creo que viene siendo hora ya. Dar paseos sin sentido por la vida no está mal, pero oye, está mejor cuando vas a algún sitio, cuando hay un objetivo.

Volvemos, con varios propósitos, motivados por vaya usted a saber qué. Tal vez a los 50 milímetros que muchas veces me separan de la realidad, que hacen que el fondo no sea sino nada más que fondo, que colorea pero no llena, que resalta lo principal. Tal vez por el calor de la gente, que parece que llena de poco en poco cada vez más, y esas experiencias que esperamos vivir antes de que sea tarde. Tal vez por ese sintetizador que antes odiaba y hoy me suena a gloria, acompaña o no de una fuerte distorsión. Tal vez, como dijo Cartier-Bresson, por la ínfima cantidad de tiempo y luz que caben en 1/125 de segundo, que hacen que seamos parte activa del mundo.

El caso es que el caos vuelve a andar, con proyectos que ya venían de atrás y otros nuevos. Para todos, pero en general para los que piense que no merece la pena tirar el tiempo que pasamos aquí. Merece la pena agarrar lo bueno que tenemos a nuestro lado, esas cosas que muchos otros no ven, pero tú y yo sí. Disfruta de darle profundas y más profundas vueltas a las cosas, y a paladear lo que los demás no saben aún paladear.