
Una vez tuve un sueño. Iba caminando desconcertado por un pasillo, y me di cuenta de algo: no tenía puertas. En lugar de eso, había unas pocas ventanas, que además, al mirar por ellas, parecían a una altura fuera de la vista del hombre. Pude apreciar algo más: no había salida, y pese a que mi mente me decía que debía hacerlo, no quería lanzarme. Como un monstruo poseído por la ira, me descargué a cabezazos con la pared. Notaba las gotas de sangre resbalar por mi cara, incluso podía saborear su ferroso gusto, justo en el momento en el que me percaté de que caía en picado con un peso inusitado, sin solución posible.La caída fue una experiencia placentera, a fin de cuentas ahí sí que nada podía salir mal. Hasta llegar al suelo, lógicamente.Por mi alrededor pasaron centelleando rostros conocidos: amigos, familiares, amores y compañeros, que al desaparecer dejaron un brillo ecléctico, y me hicieron cerrar los ojos.- Ha pasado. Eso fue lo más que pude rescatar de aquel cúmulo de sonidos casi irreconocible, información que además encontré del todo fútil, de primeras.Entonces, dentro de la penumbra de mis párpados, como si de huellas fotográficas se tratase pude ver un reloj, un pan, un libro y un líquido rojo que reconocí como sangre.El golpe era inminente, pero de repente, un águila de un color negro que devoraba la luz, descendió repudiada por el cielo a una velocidad asombrosa y me agarró por el dedo anular. Aunque había recibido parte del golpe, el ave celestial consiguió rescatarme, aún notando un brazo dislocado, y sangre saliendo de mi boca.Finalmente, me encontré vagando en pleno mar, rodeado de agua, sólo que no era salada. Inexplicablemente me embargó un sentimiento pleno de esperanza, que, automáticamente, produjo que brotaran de mi ombligo miles de ramas, confeccionando un impresionante avión clásico. Un soplo feroz de aire me proporcionó un rápido vuelo, que me hacía ascender sin rumbo ni final posible. A lo lejos, a mi pesar, se encontraba aquel edificio, que se perdía en la inmensidad, y al que parecía dirigirme nuevamente sin opción.
P.D.: Largo tiempo sin actualizar, tal vez gracias a una agitada, en el buen sentido de la palabra, semana santa. En fin, he aquí. Muchos sentimientos y hechos, y poca explicación. Interpretación a gusto del consumidor, en parte es lo bueno de los símbolos, y qué mejor forma de exponerlos que por medio de un sueño (que por cierto, nunca ha ocurrido xD), recurso simbólico por excelencia. ¡Un saludo, hasta pronto!
3 comentarios:
Me siento bastante identificada con esta entrada, es muy al vida misma, momentos duros pero siempre hay algo o alguienes que te ayudan y te levantan...
Sin duda es una de las mejores entradas... gracias por hacerme disfrutar con cosas asi
Mejor un sueño así que ser sodomizados por un ejercito de hormigas... no, Juan? xDD
Ya te digo xD, y que después venga un ejército de Jesucristos montados en tanques de guerra para combatirlas xD.
Publicar un comentario