martes, 31 de marzo de 2009

Visión reivindicativa (I)

Visión Reivindicativa I: El consumismo y El Club de la Lucha



¿Necesitamos todo lo que tenemos?. ¿Nos hace mejores personas?. ¿Por qué razón, entonces, nos afanamos por tener?. Pese a que pueda ser difícil de descubrir de primeras, de esto va El Club de la Lucha, novela de Chuck Palahniuk y película de David Fincher, que ha conseguido trascender en la sociedad y cultura moderna de una forma brutal, incluso me atrevería a decir que incomprendida.


La historia relata la vida del protagonista, que no tiene nombre con el fin de que nos identifiquemos con él, aunque suele oirse que se dirigen a él como Jack (en inglés Jack y John a veces tienen el valor de un Fulanito español).

Jack es un ciudadano más, una abeja del panal. Tiene un trabajo estable, una situación normal y dinero, que usa para consumir: ropa de las más elegantes marcas, muebles suecos, electrodomésticos de último modelo y demás. A fin de cuentas, formas de escapar de su vida, fuera de sentido, y de sus problemas, como el fuerte insomnio que padece. Y un día, en uno de sus muchos viajes de empresa Jack conoce a Tyler Durden.


Tyler es la reencarnación de la filosofía del martillo moderna, de la visión nihilista, y durante la historia nos regala mil citas dignas de recordar sobre el tema. Es un puro defensor del ser humano en sí, y no de sus variantes "alienadas" por la sociedad de consumo extrema, del individualismo y de la competitividad. De ahí nace el Club de la Lucha, una simple forma de abstraerse del mundo, como si de la televisión, los videojuegos o las drogas se tratara. En ese momento, el hombre no es más que hombre, en lucha contra otro. Una forma de llegar el mínimo común denominador, y de darnos cuenta de lo que somos primitivamente.



A raíz de Tyler y los integrantes del club aparece el Proyecto Mayhem, cuyo plan principal es destruir los edificios más importantes de tarjetas de crédito de Nueva York, para así crear un status quo, un punto de comienzo para la sociedad.


De esta forma, me siento obligado a destacar el verdadero mensaje (no demasiado oculto) de la novela/película, claramente sin caer en el radicalismo. Simplemente les recomiendo mucho que la vean, y si es así, que sea por segunda vez xD, desde un enfoque más reivindicativo, porque El Club de la Lucha, de lo que menos va es de un club en los que la gente pelea entre sí. A lo mejor deberíamos hacer caso a nuestro propio Tyler Durden, y crear una revolución, a saber si seríamos más felices sin todos nuestros bienes de consumo.


"Persigues a la gente de quien dependes, preparamos tus comidas, recogemos tu basuras, conectamos tus llamadas, conducimos tus ambulancias y te protegemos mientras duermes.. Así que no te metas con nosotros."


P.D: Visión reivindicativa espero que se convierta en una serie de entradas sobre denuncia social en base a obras de arte, y, sobre todo, dirigida al mundo obrero, ese del que somos protagonistas, y en el que, de una forma u otra, debemos revelarnos y defender nuestros derechos. Saludos en general, y en especial a todos los jocistas, que hacen algo por cambiar el mundo. ¡Hasta pronto, lectores!


Bueno, ¿y tú que piensas de todo esto?.

domingo, 22 de marzo de 2009

Aprendiendo a Vivir

A veces simplemente dejo pasar el tiempo, quieto en medio de una multitud, recibiendo empujones de delante y detrás sin moverme de mi sitio, sin demasiadas fuerzas para hacer nada. Otras avanzo, me veo envuelto en un fluir de circunstancias y sensaciones increíbles, gratificantes, creativas y placenteras, que me hacen volar, deslizarme entre gentes, pensamientos, ideas y símbolos.

Me paro a pensar, pongo los dos pies en la tierra y me doy cuenta de algo: estoy construyéndome. Estoy haciendo mi persona día a día, hora a hora, con cada cosa que me pasa, con cada experiencia. Y otra cosa, que yo decido cómo hacerlo, cuando pasa algo bueno y cuando pasa algo malo.

Operando y reflexionando me encuentro en algunas ocasiones, intentando adivinar cómo continúa todo esto, haciendo esfuerzos inútiles desde una completa ceguera, como adivinando el final de una película que veo por primera vez. Pero de repente levanto la cabeza, cierro los ojos y me digo entre sonrisas: "Hey, tranquilo, aún estás aprendiendo a vivir".

La forma en que tu corazón suena marca toda la diferencia
Decide si aguantarás el dolor que todos nosotros sentimos
La forma en que tu corazón late marca toda la diferencia
Aprendiendo a vivir
No renunciaré, porque no hay nada a lo que renunciar
Estoy aprendiendo a vivir

P.D.: Sí, soy un fanboy de Dream Theater ^^. ¡Saludos, lectores!

viernes, 13 de marzo de 2009

Desde un avión

Volando desde un avión miramos abajo, siempre miramos abajo. Vemos el horizonte, las nubes bajo nosotros, el mar tan lejano, infinito y aletargado.

Vamos relativamente cómodos en un sillón a una altura más que considerable. ¿Qué importa en esa situación?.

Vemos tierra, casas, parques, coches, ¿personas?. No, apenas las vemos, son sólo puntos en una imagen. Maravilla ver la estructura de las urbes, las grandes construcciones, los entramados y ramificaciones callejeras. Incluso maravilla pensar que todo eso lo ha planificado y desarrollado alguien. Aún así, no pensamos en eso, no cuando estamos volando. Señalamos con el dedo nuestra casa, nuestro barrio, nuestro pueblo, pero en ese momento es todo lo que hay en nuestra cabeza. Por un momento olvidamos la gente, olvidamos los problemas cotidianos, las broncas, el orgullo y la vergüenza. Simplemente desde arriba, observando.

Pienso demasiado cuando voy en avión, pienso en muchas cosas, pero es curioso cómo pienso "desde arriba", sin preocuparme demasiado. Probablemente si existe algún dios y es verdad que se parece a nosotros, piense lo mismo. Desde la altura se ve todo de otra forma.


P.D.: ¿Por qué las azafatas de vuelo hablan como si estuvieran fumando marihuana o teniendo un orgasmo?