lunes, 16 de abril de 2012

Correa

Siempre le he dado vueltas al asunto de la sensibilidad, en cómo hay gente que tiene un umbral muy profundo en cuanto a la sensibilidad, a lo que tienen alrededor.

Hace poco leía en el Facebook de un amigo un estado sobre por qué no trascendemos un poco de la fugacidad del día a día para maravillarnos con algo tan simple como la existencia. De primeras me pareció algo salido de una volada de THC, pero no dejaba de tener su sentido.

En fin, que siempre me he considerado una persona sensible para casi todo lo artístico, aunque nunca tanto como me gustaría. Por eso cuando tenemos la oportunidad de encontrarnos, aunque sea como meros espectadores, con alguien que desprende sensibilidad, profundidad, espíritu, en sí el momento se convierte en un disfrute. 

Es por eso que dentro de mí algo se retuerce de puro placer, a la vez que de puro dolor. El placer de disfrutarlo, de dar un pequeño viaje interior en el alma o los símbolos de alguien, y el dolor de sentir que uno se queda a las puertas, que siempre hay alguien que está más allá, que va a profundizar más y a "sentir" más. 

Por eso pienso, sin mucha preocupación, que aunque me siento completamente bien con mi sensibilidad, nunca seré tran profundo como lo es ella. Pero lo intentaré, lo prometo.


El hilo del tiempo - Teresa Correa

jueves, 12 de abril de 2012

La vida y sus personajes

Últimamente me siento espectador. Esa sensación de que hay algo que se escapa, de que hay una pieza que no termina de encajar.


Me siento a ver, a "disfrutar". Veo personajes, veo caracteres casi dramáticos, paródicos. Alguien que cala al primer vistazo, alguien que que siempre tiene algo que decir, alguien continuamente rodeado de personas, alguien con un fuerte halo de superioridad, alguien cercano, alguien cariñoso, alguien agradable, alguien pesado...


Y aquí estoy yo, viendo la película. Como Willard, con poco que decir, pero haciendo. Haciendo vida, solucionando problemas, viviendo, intentando dejar huella como puedo. Subiendo un río en barca rodeado de gente interesante, encontrando cada día gente más peculiar. Y saco un cigarrillo y lo enciendo. No es el primero, ni el último


La luz se pulveriza en el horizonte, la noche cae y las estrellas se hacen añicos en el cielo.


¿Seré yo también un personaje para sus vidas? ¿Seré recordado como lo fue Kurtz? O es la pesadumbre, o lo dudo.



[Tengo que volver a verla...]