Se propuso escuchar el más mínimo detalle de la vida de alguien, imprimir su huella en una linea de bajo o dejar representada la amistad o el amor que pueda sentir hacia alguien en una foto. O hacerla, o escribir en una pared. La forma no era lo importante.
Tánate se presentó, como de costumbre, pero sin dirigirse personalmente. Paseó al rededor, básicamente porque él la había invocado con su mente. Ella lo miró armada, pero él no le devolvió el gesto, no directamente: miró detrás de ella. No era el problema real, el problema real era que ella llegase antes que la última sensación que le pertenecía.
En realidad, esa sensación no era otra que la avaricia, la avaricia de llegar a sentirlo todo, para bien o para mal. El miedo no estaba en si su vida acababa, sino en si acababa antes de poder enriquecerse un poco más.
Tánate se fue, aunque un día volvería y no sólo le dedicaría una mirada. Él se quedó, y reanudó su avance después de esa ínfima parada, y sintió como caminaba a través de una nube de arena. Abrió sus brazos y sus dedos, la arena lo acariciaba y se escapaba rápidamente, pero aún así, dejaba marca.
"And the Sun wil rise, Down will break throught the blackest night"