Si hay una cosa con la que disfruto es identificándome, me gusta pensar que es para lo que un autor plasma sus ideas en una obra, entre otros planteamientos. Para que alguien las reciba, las adapte, y las sienta como suyas. Para que las sensaciones se evoquen desde dentro y sean prácticamente reales.
El psicologismo de Stendhal es arrollador. Me resulta enormemente difícil no "ser" Julian Sorel. Me cuesta no analizar cada paso, cada palabra, cada conversación. Darle valencia, ponderarla, apreciar los adelantos y atrasos, sentir cómo de acertadas han sido las palabras, medir los gestos, las miradas. Pensar en cómo habré quedado en visión del interlocutor, pensar en qué clase de espíritu piensa que tengo. Y dejar volar una imaginación que adelanta hechos.
Y tal vez, como mismo dice el omnisciente Stendhal en la segunda parte del "Negro", ese sea nuestro peor enemigo. Una imaginación voraz que nos absorve, y nos hace, no recrear, sino crear situaciones que aún no han ocurrido, crear expectativas que luego no se cumplen y vernos a expensas de un destino que nunca sigue los pasos que nosotros, torpemente, pensamos que podemos dictarle.
Lo cierto es que nunca podré saber cómo funciona la mente que tengo al lado, simplemente puedo teorizar, recordando a Gauss, que lo más probable es que opere en mayor o menos medida como la mía. Pero es inevitable sentir el sobreproceso, es inevitable pensar que hay una manera más sencilla, y que tal vez así todo sea más ligero, más fácil. Pero no es lo que quiero.
¿Y cuáles son las verdades desagradables? ¡Cuáles no lo son, más bien! En principio que uno decide como desempeñar lo cotidiano y lo no tan cotidiano. Mi elección, como confío ya sabrán, es aceptar que el camino es complejo y angosto. Que siempre hay una dificultar inevitable, un escalón que subir. Por ello merece que estemos preparados.
Y como siempre me gusta dejar música, dejo esta gran canción que me encanta.
P.D: Hoy en día, el tono de la entrada puede resultar absurdamente pedante, no es la intención. Se le podría llamar homenaje, tal vez lo sea, pero también me gusta pensar que uno debe caer en excesos a veces para alcanzar algo real. No hay duda de que esa idea da para filosofar en otra u otras entradas. Más desenfadadamente, confío en que haya gustado, siento que últimamente me abro mucho más en este espacio y espero que estén disfrutando algo de mis desvaríos. Y saben que están invitados a reflexionar (o como mínimo a hacerlo torpemente como yo xD) en los comentarios. ¡Hasta pronto!