lunes, 27 de abril de 2009
Abismo Rebosante
martes, 14 de abril de 2009
Realmente, el amor está en todos los sitios
Peculiar tema dentro del registro de Delirio Filosófico. Y todo viene por una película que no esperaba ver y, sobre todo, no que fuese, a su modo y dentro de su estilo, tan buena: Love Actually.
Uno de los puntos fuertes de Love Actually está en la recopilación que hace. Muestra el fenómeno no fundamentado, inexplicado y desconocido (xD) que llamamos amor desde muchas perspectivas posibles del día a día: la pareja que acaba de casarse y flota en nubes de algodón de azúcar, ese hombre que hace poco perdió a su esposa y puede ver más claramente que nunca cuán grande fue su amor hacia ella, una pareja madura con peligros de infidelidad, el chico enamorado de la novia de su mejor amigo a la que evita para no meterse entre ellos, un primer ministro que se deja absorber por una secretaria simpática, patosa y regordeta, dos personas que ni hablan el mismo idioma, un niño y su amor infantil, y más que posiblemente me dejo.
Todo esto, acompañado de un sutil y elegante humor propio de la isla británica, unos actores más que dignos, y un sentimiento de calidez y cercanía hacen de Love Actually, desde mi punto de vista, tal vez la mejor comedia romántica que haya visto, a bastante distancia de todas las demás.
lunes, 13 de abril de 2009
Símbolos

Una vez tuve un sueño. Iba caminando desconcertado por un pasillo, y me di cuenta de algo: no tenía puertas. En lugar de eso, había unas pocas ventanas, que además, al mirar por ellas, parecían a una altura fuera de la vista del hombre. Pude apreciar algo más: no había salida, y pese a que mi mente me decía que debía hacerlo, no quería lanzarme. Como un monstruo poseído por la ira, me descargué a cabezazos con la pared. Notaba las gotas de sangre resbalar por mi cara, incluso podía saborear su ferroso gusto, justo en el momento en el que me percaté de que caía en picado con un peso inusitado, sin solución posible.La caída fue una experiencia placentera, a fin de cuentas ahí sí que nada podía salir mal. Hasta llegar al suelo, lógicamente.Por mi alrededor pasaron centelleando rostros conocidos: amigos, familiares, amores y compañeros, que al desaparecer dejaron un brillo ecléctico, y me hicieron cerrar los ojos.- Ha pasado. Eso fue lo más que pude rescatar de aquel cúmulo de sonidos casi irreconocible, información que además encontré del todo fútil, de primeras.Entonces, dentro de la penumbra de mis párpados, como si de huellas fotográficas se tratase pude ver un reloj, un pan, un libro y un líquido rojo que reconocí como sangre.El golpe era inminente, pero de repente, un águila de un color negro que devoraba la luz, descendió repudiada por el cielo a una velocidad asombrosa y me agarró por el dedo anular. Aunque había recibido parte del golpe, el ave celestial consiguió rescatarme, aún notando un brazo dislocado, y sangre saliendo de mi boca.Finalmente, me encontré vagando en pleno mar, rodeado de agua, sólo que no era salada. Inexplicablemente me embargó un sentimiento pleno de esperanza, que, automáticamente, produjo que brotaran de mi ombligo miles de ramas, confeccionando un impresionante avión clásico. Un soplo feroz de aire me proporcionó un rápido vuelo, que me hacía ascender sin rumbo ni final posible. A lo lejos, a mi pesar, se encontraba aquel edificio, que se perdía en la inmensidad, y al que parecía dirigirme nuevamente sin opción.